Septiembre 2008

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Por Dr. Enrique Garza Escalante

 
 

Carta del Director

Por Dr. Enrique Garza Escalante

Muy estimados lectores,

Este principio de semestre de 2008, lo iniciamos de fiesta en la Facultad de Ingeniería. Cumplimos nuestros primeros 40 años entregando profesionistas del más alto nivel a nuestra sociedad. Nuestros cerca de 3,500 egresados de licenciatura y posgrado, están teniendo papeles muy importantes en las diversas industrias del país y, en algunos casos, del extranjero. Es en estos momentos que vale la pena hacer un recuento de los logros, pero también para preparar el proyecto formativo de las generaciones por venir. Al viernes 8 de agosto teníamos inscritos 590 alumnos en nuestros programas de licenciatura. Esta cifra constituye un récord histórico de matrícula en la Facultad, pero más relevante es el hecho de que aún y cuando somos la cuarta facultad en población en la Universidad, somos la segunda en cuanto al número de alumnos que han sido invitados a participar en los programas de liderazgo. En estos últimos años, también hemos incrementado las plazas de profesores de tiempo completo y de técnicos de laboratorios. Nuestros laboratorios han crecido de 6 a 10 y pronto contaremos con nuestro propio auditorio en la Facultad. Asimismo, nuestros proyectos de capacitación de profesores y de asistencia a congresos internacionales continúan manteniendo actualizados a nuestro cuerpo docente de planta y honorarios. También hemos mantenido nuestro proyecto de enviar, cada año, a estudiantes con proyectos de investigación destacados a presentar sus logros en congresos internacionales en EEUU y Europa. Actualmente estamos preparando nuestros nuevos planes de estudio para posgrados y licenciatura. Enhorabuena a todos nuestros egresados.

Cualquier comentario, favor de hacerlo llegar a egarza@anahuac.mx

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Liderazgo Anáhuac

 

1. Varios profesores de la Facultad de Ingeniería asistieron al curso Estrategias de precios en telecomunicaciones, dictado por el Dr. Samuel Chiu, catedrático de la Universidad de Stanford.

2. La Mtra. Teresa Inestrillas, coordinadora académica del Área de Sistemas y Telecomunicaciones, asistió al SAS World Headquarters Training Center, en Carolina del Norte, Estados Unidos, para tomar los cursos de capacitación: SAS programming essentials for educators I, Applied analytics using SAS enterprise miner 5, Advanced predictive modeling using SAS enterprise miner y Mining textual data using SAS text miner for SAS 9.

3. La Mtra. Ísis Castillo, coordinadora académica de la Maestría en Ingeniería Industrial, del CADIT, participó en el Summer Program for Educators Teaching Data Mining 2008, Tract II, realizado en el campus Long Beach, de la Universidad Estatal de California. Este curso beneficiará las actividades de entrenamiento en SAS, las cuales son llevadas a cabo por el CADIT y la Facultad de Ingeniería.

4. La Dra. María Elena Sánchez, catedrática de la Facultad de Ingeniería, publicó el artículo "Electrosíntesis y caracterización de materiales moleculares a partir de derivados n-trifluorometansulfonil-1-azahexa-1,3,5-trienos", en la revista especializada Ingeniería Mecánica [1 (2008) 25-29].

5. Con motivo del inicio de las celebraciones del 40 Aniversario de la Facultad de Ingeniería se llevó a cabo la Cátedra Prima en Ingeniería, impartida por el Mtro. Ramiro Barrios, director de la Calidad del Aire de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT).

6. La Dra. María Elena Sánchez, catedrática de la Facultad de Ingeniería, y los alumnos Rodrigo Hussein Rodríguez, Antonio Dávalos e Itzel Lozano llevaron a cabo un proyecto de consultoría en el área de fusión de aleaciones de aluminio-silicio en la planta de Inyección y de Fundición por Gravedad de Grupo BOCAR, S.A. de C.V.

 

 

 

7. Se llevó a cabo el desayuno semestral de profesores de la Facultad de Ingeniería en el Restaurante del Bosque, con la participación de 60 catedráticos.

8. La Sociedad de Alumnos de Ingeniería realizó su tradicional taquiza de bienvenida para todos los alumnos de primer semestre.

 

 

 

9. El Ing. Rafael Couttolenc (Ingeniería, gen. ‘77) fue nombrado director general de Casa Marzan, S.A. de C.V., empresa líder en distribución de medicamentos y artículos de belleza.

 

 

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Por Dr. Gabriel Velasco

Envía tu solución o comentarios a la dirección del Dr. Gabriel Velasco Sotomayor: gvelasco@anahuac.mx con la leyenda de asunto "respuesta al reto intelectual"


Reto al Intelecto

Para este mes tenemos dos interesante acertijos:

1. En un avión que volvía de los juegos olímpicos de Beijing iban cinco atletas que ocuparon los cinco primeros puestos en la misma competencia.

Al preguntarles los periodistas por su respectivo desempeño deportivo, hicieron las siguientes declaraciones:

A: No fui el último
B: C fue tercero
C: A estuvo detrás de E
D: E fue segundo
E: D no fue el primero

Por modestia o por no sabemos qué razón, los ganadores de las medallas de oro y plata mintieron. Los otros tres dijeron la verdad.

¿En qué orden se ubicaron en la competencia?

 

2. Tres amigas, Rosa, Blanca y Celeste se encuentran en una fiesta. En un momento dado Rosa dijo:

- ¿Se dieron cuenta que las tres nos pusimos vestidos de color rosa, blanco y celeste?
- - le contestó la que vestía de blanco - , pero ninguna se vistió con un color igual al de su nombre.

¿De qué color estaba vestida cada una?

Lo importante de estos desafíos o acertijos no es tanto la respuesta en sí, sino el ingenio o el método mostrado para hallar la solución.

¡Mucho éxito!

Soluciones en el próximo número.

Envíen sus propuestas de solución a cualquiera de los buzones gvelasco@anahuac.mx o bien gabo.velasco@hotmail.com

 

 

 

 

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Por Mtro. Jerry Reider

La estructura de la atmósfera terrestre y el borde del espacio exterior: ¿A qué altura está el cielo?

 

Esa pregunta, a primera vista tan inocente y que perfectamente pudo haber sido planteada por un niño precoz dotado de una excepcional curiosidad, no resulta tan sencilla de responder. En primer lugar porque eso que acostumbramos llamar cielo no es un ente concreto sino algo inmaterial. Pero, además, la naturaleza de nuestra atmósfera, que nos envuelve y cobija, contribuye a la existencia de todos los seres vivos -nosotros los Seres Humanos incluidos-, nos defiende contra la mortífera acción de las radiaciones energéticas que en todo momento cruzan por el espacio cósmico y regula la temperatura dentro de un rango tolerable, no posee un borde definido sino que se disuelve gradualmente a medida que se incrementa la altura sobre la superficie Terrestre.

Pero entonces, se plantean de nuevo las preguntas: ¿Qué es el cielo y por qué lo vemos de día y no de noche? ¿En qué momento se puede afirmar que ya salió uno de la atmósfera para penetrar en el espacio exterior? Como se verá, algunas de estas respuestas son muy relativas y fue necesario para la Civilización Humana esperar durante varios miles de años hasta la década de 1950 – 1960 -mediados del siglo XX- para encontrar una explicación aceptable.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, de manera que las fuerzas armadas norteamericanas pudieron disponer tanto de los primeros cohetes del tipo V-2 desarrollados por los alemanes como de la tecnología asociada y algunos de los científicos que contribuyeron a desarrollarla, resultó factible llevar a cabo lanzamientos destinados al estudio de las capas atmosféricas superiores. Fue hasta entonces que pudo comenzarse a vislumbrar lo que estaba sucediendo por encima de los quince mil metros de altitud y que hasta ese momento era el techo máximo absoluto de operación para los aviones de aquella época. Toda esa serie de experimentos científicos culminó muy favorablemente con el llamado Año Geofísico Internacional y que tuvo lugar desde enero de 1957 hasta junio de 1958. La espectacularidad de dicho evento se pone de manifiesto al recordar que, con fecha 4 de octubre de 1957, la Unión Soviética puso en órbita al Sputnik I, primer satélite artificial de la Humanidad, mientras que el 31 de enero de 1958 los norteamericanos lanzaron el Explorer I el cual, además, reveló la existencia de los cinturones de radiación de Van Allen que envuelven a nuestro planeta.

Desde mucho antes se hubo reconocido la estructura de nuestra atmósfera como consistente en cuatro capas principales:

La troposfera (del griego "cambio") es la capa más próxima a la superficie terrestre. Su espesor varía entre los ocho y los dieciséis kilómetros tomándose los once kilómetros como valor promedio. Esta es la altura típica de crucero de los aviones comerciales jet subsónicos modernos. Dentro de esta capa se ubica la región habitable -biosfera- hasta quizá cinco mil metros de altitud, así como todos los cambios climáticos a los que nos vemos expuestos los seres vivos.

La estratosfera comienza al final de la capa anterior y se extiende hasta los 80 kilómetros. Consiste en varias capas estratificadas dentro de las cuales fluyen vientos horizontales a gran velocidad como es el caso de la llamada corriente de chorro o jet stream; de ahí el nombre de esta capa. Dentro de esta región, entre los 16 y los 25 kilómetros de altitud también se ubica la capa de ozono responsable de filtrar la radiación ultravioleta proveniente del sol. Durante la década de 1980 a 1990 surgió un notable escándalo derivado la destrucción de esta capa protectora motivada por diversas sustancias químicas lo que podría ocasionar un alarmante incremento en la incidencia del cáncer en la piel y otras afecciones no menos nocivas.

La tercera capa, llamada ionosfera, se localiza entre los 80 y los 400 kilómetros sobre la superficie terrestre y contiene una gran cantidad de partículas cargadas en la forma de átomos ionizados a los cuales la radiación proveniente del espacio exterior les ha arrancado uno o varios electrones como los mismos electrones libres. Debido a esta presencia de carga eléctrica dispersa se manifiesta el efecto de reflexión de las ondas radioeléctricas lo que permite la comunicación a escala global mediante el aprovechamiento de la banda conocida como de onda corta. Pero, así mismo, es importante señalar que numerosos satélites artificiales, así como los transbordadores espaciales y la estación espacial internacional se encuentran orbitando a 350 kilómetros de altitud. Lo anterior implica que, rigurosamente hablando, estas naves todavía no han salido de la atmósfera terrestre sino únicamente que se ubican dentro de una capa de aire tan enrarecido tal que el efecto de arrastre aerodinámico es casi nulo por lo que no pierden su velocidad para caer de vuelta a la Tierra.

La exosfera es la última capa cuyo límite no puede definirse de manera precisa porque la densidad del aire es tan pequeña que casi se confunde con el vacío del espacio exterior. No obstante, suele tomarse una cifra de 1600 kilómetros como valor característico. No conviene ubicar naves orbitales tripuladas dentro de esta región porque la radiación de Van Allen podría afectar a los astronautas. Lo interesante está en que la pregunta referente al límite de la atmósfera e inicio del espacio no tiene una respuesta concreta porque en realidad no se sabe; es como la diferencia crepuscular donde el día se convierte gradualmente en noche.

Para responder a la pregunta relativa a la verdadera naturaleza del cielo se recurre a los parámetros físicos tanto de presión como de densidad del aire circundante, así como su variación en función de la altitud. Los modelos desarrollados para la representación matemática estandarizada de la atmósfera revelan que al ascender a partir del nivel del mar tanto la presión como la densidad del aire disminuyen primero con mucha rapidez pero esta tendencia va tornándose cada vez más lenta de modo que la aproximación a cero -como lo sería en el vacío- es asintótica; en realidad nunca se llega al valor final. Así, por ejemplo, sorprende saber que en la Ciudad de México a 2250 metros sobre el nivel del mar la presión atmosférica ya se redujo al 75% de su valor original al nivel del mar. Esto significa que para quienes habitamos en el Valle de México la cuarta parte de la atmósfera ya quedó abajo de nosotros. A una altitud aproximada de 5500 metros (cumbre del volcán Popocatépetl y todavía muy dentro de la troposfera) la presión es la mitad de la existente al nivel del mar; ya dejamos atrás la mitad de la atmósfera y queda la otra mitad por encima de nuestras cabezas. En la cumbre del Monte Everest (8850 metros) la presión ha caído a menos de la tercera parte lo que justifica el enorme esfuerzo y riesgo incurrido por quienes se aventuran a estos parajes. Y a los 16,100 metros; es decir, el 1% de la altura teórica de la atmósfera, el 90% de ésta quedó abajo.

Ahora bien, aunque pareciera que el aire en determinada zona es homogéneo, con los mismos valores de presión y de densidad en cada punto, la teoría cinética de los gases nos ayuda para explicar que no sucede así[WI]. En cualquier fluido cuya temperatura esté por encima del cero absoluto, como lo es el caso del aire, las moléculas se encuentran en un estado de constante agitación. Es precisamente el efecto acumulado de los impactos de dichas moléculas sobre las superficies de los objetos lo que justifica aquello que llamamos presión. Pero como en un determinado volumen de aire existe un número gigantesco de moléculas y no todas se mueven con la misma velocidad ni en el mismo sentido, sino que se apegan a un comportamiento de índole estadístico, ocurre que se forma una especie de "grumos" o pequeños paquetes de aire más denso pero que fluctúan a un ritmo de varios miles de millones de veces en cada segundo. Este fenómeno fue tipificado por el físico ruso – norteamericano George Gamow como Fluctuaciones de Densidad[GA]. Siendo que el tamaño de dichos paquetes o "grumos" es del orden de unos cuantos centenares de nanometros[nm], tal que son comparables con la longitud de onda de la luz azul, la componente de dicho color en la luz solar es dispersada dando al firmamento su tonalidad característica. En cambio las longitudes de onda más largas -amarillo, naranja, rojo- pasan inalteradas a través de dichas capas de aire. Esto también explica que el sol luzca más rojizo al amanecer y al atardecer, puesto que la trayectoria oblicua lleva a la luz solar a atravesar una capa de aire más gruesa. Además, no se aprecia el color azul del cielo de noche y sí se ven las estrellas porque, no habiendo sol, no hay una fuente de luz para dispersar. Resulta, pues, que el cielo no es más que una simple ilusión óptica.

La prueba de esta inmaterialidad le ha resultado por demás impactante a aquellos quienes han tenido la oportunidad de llegar a altitudes extremas. Veamos: El 14 de octubre de 1947 fue la primera ocasión cuando un Ser Humano logró viajar a velocidades supersónicas. A media mañana de aquel día el Coronel Charles Yeager de la Fuerza Aérea Americana abordó el avión cohete prototipo Bell X-1, fue soltado desde otro avión nodriza B-47 desde doce mil metros de altitud, encendió los motores cohete y salió disparado en una trayectoria ascendente para finalmente rebasar la barrera del sonido. Debido al impulso adquirido la nave alcanzó una altitud superior a los 25,000 metros sobre el desierto de Mojave en California. De pronto, el cielo alrededor, ya de un color azul oscuro, se tornó violeta profundo y de pronto desapareció totalmente para dar paso a un fondo totalmente negro y con estrellas en pleno día.. Al asombrado Coronel Yeager la experiencia le pareció surrealista, como si literalmente hubiera perforado un agujero en el firmamento con su avión[WO]. Otros pilotos de prueba y astronautas tuvieron similares e inolvidables vivencias.

Entonces, ¿qué le sucedió al cielo? ¿por qué desapareció?. Todo lo anteriormente presentado ofrece pistas suficientes. A esa altitud, donde la presión atmosférica equivale a quizá dos y media centésimas de su valor normal, el aire ya es tan tenue que las fluctuaciones de densidad dejan de ser significativas, de manera que el fenómeno de dispersión de la componente azul ya no tiene efecto. Es decir, no podemos tocar el cielo sino tan solo llegar a él para atravesarlo sin sentir y luego dejarlo abajo a medida que ascendemos.

La conclusión es que cada quien llega a la altura que quiere y puede. Todo es cuestión de seguir tratando...


[WI]: Wilson, J.D. (1996); Física; Segunda Edición; México: Prentice-Hall Hispanoamericana; pág 349; sección 10.5: Teoría cinética de los gases.
[GA]: Gamow, G: (1974); One, Two, Three... Infinity; New York, NY, USA: Dover Publications; pág. 229.
[nm]: Un nanometro equivale 10-9 metros, es decir, en un metro caben mil millones de nanometros.
[WO]: Wolfe, T. (1983); The Right Stuff; New York, NY, USA: Bantam Books.


 

 

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Por Dr. Maurice Levy

HUMOR 

Una Gallega toma el avión a Nueva York con un pasaje en clase económica.
 
Cuando llega al avión busca su asiento y de repente se encuentra con los

asientos de primera clase. Viendo que parece que estos son mucho más grandes

y confortables, decide sentarse en el primer asiento vacío que ve.

La azafata revisa su boleto y le dice a la chica que su asiento es de clase
 económica. La Gallega responde: 
 
 - Soy joven, Gallega y bonita, y voy a sentarme aquí hasta llegar a Nueva
 York.
 
 Frustrada, la azafata va a la cabina y le informa al Capitán del problema
 con la pasajera. El capitán envía al copiloto a hablar con la Gallega y le
 confirma que su asiento es de clase económica. La mujer responde:

 - Soy joven, Gallega y bonita, y voy a sentarme aquí hasta llegar a Nueva
 York.
 
 El Copiloto no quiere causar problemas por lo que se retira a la cabina
 para comentarle el problema al Capitán.
 
 El Capitán le dice que su novia es Gallega y que él puede hacerse cargo del
 problema. Así que va a ver a la muchacha, le susurra algo al oído. Ella
 inmediatamente se levanta y dice:
 
 - Muchísimas gracias -... abraza al Capitán y se va a sentar a su asiento
 de clase económica.
 
 El Copiloto y la azafata, quienes estaban observando alucinados la escena,
 corren a preguntarle al Capitán qué le había dicho a la Gallega para
 convencerla.
 
 El Capitán les dice:
 
  ¡¡¡Le dije que esos asientos no van a Nueva York!!!


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